Mario Cuitiño decidió convertirse en médico infectólogo cuando cursaba la materia en la Universidad Nacional de La Plata y, desde entonces, tuvo en claro hacia dónde quería ir.
De tal forma, con el paso de los años y un trabajo idóneo, se consolidó como una referencia en la materia en la región.
“Si me tengo que definir digo que soy de Junín por adopción. Nací en La Plata en enero del 78 y crecí en Los Toldos porque nos mudamos ahí. Mi mamá es platense y ejerció como docente de guitarra. Mi papá es oriundo de Los Toldos y es veterinario por lo que trabajó toda su vida atendiendo animales pequeños y medianos”, introdujo sobre su biografía.
Vale señalar que Cuitiño realizó tanto la escuela primaria como secundaria en Los Toldos. Acerca de lo que significó vivir en dicha localidad señaló: “Podías dejar la bicicleta en la vereda tirada sin candado y hasta dormíamos sin llaves. Cosas que no se escuchan mucho hoy y para muchos son impensadas”.
Tal anécdota cobra más valor cuando se la observar en perspectiva: en su caso, tras una adolescencia plagada de momentos compartidos con amigos, emigró a La Plata para formarse académicamente. “Fui porque tenía unos primos y tíos viviendo allí”, comentó.
Medicina
Más allá del desarraigo, una cosa que siempre tuvo en claro Cuitiño fue el hecho de qué estudiar. Al respecto, narró: “Tenía la posibilidad de estudiar en La Plata y, quizás, no todo el mundo tiene. Además, mi motivación era devolverle a la sociedad lo que uno iba estudiando. Aprender el arte de la medicina para devolverlo a la sociedad en forma de una medicina de calidad”.
Y valoró: “A veces me pregunto por qué medicina porque también uno se replantea si eligió bien o no. No tengo bien en claro el motivo en particular. Sí sabía que me quería ir a estudiar para tener una profesión y un título”.
En lo que hace al mundo de la medicina expresó que muchas veces “hay familias tradicionales de médicos y, en mi caso, no hay nadie. No tuvo que ver el árbol familiar en la elección. Me gustaban las Ciencias Sociales y Naturales. Los números no eran de mi agrado, a diferencia de biología que tenía la cercanía de la veterinaria por mi padre”.
Sobre lo que significó el paso de Los Toldos a la ciudad de las diagonales indicó: “La Plata es una ciudad que en la Facultad te vinculás con gente del interior como Azul, Olavarría y jóvenes que están en la misma que vos, entonces te sentís acompañado también”.
“La Facultad era súper demandante y yo soy súper exigente. Le metí horas y días enteros de estudio. Eso te puede llegar a agotar, pero no fue una experiencia traumática el estudio ni dejar el pueblo”, consideró.
Infectología
Sin lugar a dudas, para quienes no son estudiantes de medicina o alguna carrera afín, lo que respecta a infectología no suele ser un tema recurrente o que se conozca en profundidad. Asimismo, de esa forma lo reconoció Cuitiño al señalar que “en nuestro medio es poco habitual salvo cuando llega el verano y hay dengue. Además, te caíste y rompiste una pierna y vas al traumatólogo”.
Acerca de su vínculo con esta especialidad resaltó: “Se me daba natural el gusto por los virus, bacterias y enfermedades tropicales, como pueden ser el dengue. Tengo un gusto natural por eso”.
Y lo relacionó con su experiencia académica: “Cuando cursé la materia ´enfermedades infecciosas´, que ahora cambió el plan de estudios y tiene otro nombre, me decidí por infectología. Estaba en duda con cardiología que también me gustaba, pero justo surgió la posibilidad de hacer la residencia en infectología del Hospital San Martín de La Plata y avancé. Allí experimenté pacientes inmuno-comprometidos y me dio mucha experiencia”.
“A quien era mi jefe de área en La Plata le llegó un aviso en el diario que necesitaban un médico infectólogo en Junín. Me contacté con La Pequeña Familia y se dio”, describió sobre la génesis de su relación con nuestra ciudad.
Una vez arribado, comenzó a hacerse un lugar en el mundo de la salud local a través de su trabajo en el instituto privado como así también en el sector público mediante su labor en el hospital de Lincoln y, desde el 2022, en el hospital de nuestra ciudad (HIGA).
Información general
Más allá del interesante recorrido de Cuitiño para consolidarse como un referente de la materia, Democracia indagó en torno a información general sobre la infectología.
Tras diferenciar los típicos casos que pueden existir como lo son pacientes internados y aquellos en ambulatorio, enumeró potenciales temas con los que suele trabajar como pueden ser “dengue, infección urinaria, infección en la piel, infección por transmisión sexual, ya sea HIV, gonorrea o tuberculosis. También he atendido casos de infecciones de traumatología como fracturas infectadas, infecciones en diabéticos, infecciones intrahospitalarias y sus prevenciones”.
Siguiendo con su testimonio, al abordar lo que significa una infección, Cuitiño, explicó que “es una enfermedad que se origina por virus o bacterias, es decir, cualquier agente externo vivo. Vale ser redundante con el concepto ´vivo´ porque el cigarrillo es un agente externo, pero no vivo, y también genera una enfermedad”.
Al abordar el desarrollo del sector manifestó: “La investigación es permanente tanto en Argentina y a nivel mundial. Eso hace que uno tenga que estar actualizándose todos los años con cursos y congresos porque las novedades y cambios son permanentes. Es tiempo, dedicación y dinero”.
Para ser más conciso en su relato, abordó el caso del HIV y comparó: “En los 80 era mortal y hoy ha cambiado, ya que, se da una pastilla y hay una expectativa de vida normal. Es tomar una pastilla como para la presión o el colesterol. Por otro lado, respecto a vacunas, hay en estudio y aún falta. Lo bueno, para resaltar, es el hecho de que existan medicamentos”.
“Que permitan vivir una vida normal y se deje de contagiar. Si uno tiene una pareja que contiene HIV, uno no le va a pasar el virus gracias a los avances tenidos. Por eso, cuando existe un buen tratamiento, la persona deja de contagiar y no existe el contagio. Lo mismo en el caso de una madre embarazada cuando va a tener un hijo. Cuestiones impensadas hace unos años y hoy son una realidad”, analizó.
Para sumar a lista de casos de su rubro también hizo referencia al dengue. Al respecto, contó que “no se tiene un tratamiento. Es una enfermedad en la que tenés que sostener a la persona y que se recupere. Hay una vacuna, pero no hay tratamiento específico”.
“En el 2024 tuvimos dengue autóctono y fue algo histórico para nosotros porque nunca se había registrado. Eso tiene que ver con que se registraron mayores temperaturas, mucha agua en las lluvias, gran cantidad de mosquitos, el flujo de gente que va y viene al norte que hace que el dengue llegue y se instale”, detalló.
Y comentó que “se transmite por mosquito. El virus es inyectado por el mosquito, no de persona a persona. No es como el Covid-19 que es directo, sino con mosquito. Por eso la estrategia se focaliza en la prevención siempre”.
Vínculo con Junín
Si bien nunca había pensado en su devenir en nuestra ciudad, la idea de Cuitiño era una vida alejada de la urbe. Así lo reconoció: “Nunca estudié medicina con la idea de quedarme, sino salir de la gran ciudad. Me gustaba la idea de volver al interior que, quizás, estaba más desprovisto. Ese fue un poco el gran motivador”.
“Cuando vine a Junín en el 2009 había pocos infectólogos y tuve la suerte de compartir con Claudia García Rubio y Fabián Rodríguez. Éramos nosotros tres y después fueron viniendo más y hoy somos seis”, comentó y valoró: “Si te tocan casos difíciles siempre es bueno tener compañía, apoyo y otros aprendizajes”.
Más allá de su labor profesional, también hizo referencia a su faceta social e indicó que “cuando llegué a Junín no conocía a nadie. Tenía a 50 kilómetros a mi familia y no estaba aislado. Siempre me sentí bien y bien recibido. He hecho amistades y me resultó agradable porque, si bien es una ciudad pequeña, es un punto medio entre pueblo y ciudad”.
Un hecho no menor fue la posibilidad de utilizar la bicicleta como medio de transporte. “Me encanta movilizarme en bicicleta y es algo fantástico. Hice la carrera de la facultad y residencia en bici y hoy voy a mis trabajos en ella. Eso no sé si lo podés hacer en una ciudad más grande donde el tráfico es más agresivo, las distancias son mayores y hay temas de seguridad, entre otras”.
“La gente no me ve en auto, salvo si llueve o si tengo que ir al súper o a Los Toldos, momentos en los que sí utilizo el auto. En mi cotidianeidad es la bici”, recalcó y añadió: “Uno nunca sabe las vueltas fe la vida, pero proyecto quedarme acá. Me resulta agradable”.
Finalmente, para concluir su repaso, Cuitiño abordó su carrera integral y opinó: “Atender hace que te conozcan. Te recomiendan y me llega gente por la propia gente. La mejor prensa es un buen trabajo y el boca a boca. Todo eso hace que puedas ser recomendado. El balance es positivo porque la gente te conoce rápido. A veces es difícil, pero hay que seguir”.
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